La frase "tomar las de Villadiego" o "tomó las
de Villadiego" que ya casi no está en uso, tiene un origen
ancestral; resulta que cuando el conquistador Francisco Cortés entró
al "territorio Chimalhuacano" en 1527, fue muy bien recibido
por la reina de Tonalá, se le hizo una gran recepción y se
sacrificaron animales en su honor.
Nos cuenta Matías de la Mota Padilla, que los sacerdotes de los
indígenas veían con malos ojos que la reina se inclinara
a la religión de los españoles y queriendo impresionar a
los conquistadores, hicieron una ceremonia donde erigieron un templete
en la parte más céntrica del pueblo; este templete tenía
una altura tal, que se tenía que subir setenta gradas para llegar
a su teocalli y ahí se encontraba un bello papagayo, que a la mas
ligera indicación de la reina, una vez desatado, se iba volando
como un rayo cayendo delicadamente sobre los hombros de su majestad.
El único religioso que acompañaba a Francisco Cortés
era el bachiller Villadiego, persona que ya manejaba el lenguaje indígena,
así que cuando terminó la ceremonia pagana aprovechó
que había mucha gente reunida, y comenzó a hablar del culto
al verdadero Dios; logró convertir a la fe cristiana a un buen número
de personas, contando a la reina. "Palpando ésta (la reina)
que era imposible conservar la fe entre sus súbditos si no quedaba
con ellos el único sacerdote que traía el conquistador suplicó
a éste que dejara al bachiller Villadiego para la instrucción
completa en la doctrina que acababan de abrazar.
Don Francisco después de muchas suplicas convino en que el bachiller
quedara unos días en Tonalá acompañado del indizuelo
Juan Francisco que desde México los acompañaba en calidad
de intérprete y que estaba instruido en la Doctrina Cristiana. Pasada
dos noches desapareció el Padre Villadiego dejando instrucciones
a Juan Francisco que al cabo de una semana lo siguiera a Valle de Banderas
a donde se dirigía Cortés.
La separación del bachiller fue muy sentida por la corte, encariñándose
entonces con el indizuelo que desempeñaba a las mil maravillas su
papel de catequista. Pero un día "anocheció pero no
amaneció" Juan Francisco en Tonalá, cosa grave que determinó
a la soberana a enviar un correo a D. Francisco, al Valle de Banderas,
quejándose que el indizuelo Juan Francisco "había tomado
las de Villadiego" es decir, que había desaparecido de la corte
sin previo aviso, siguiendo el mal ejemplo del bachiller. Aclaradas las
cosas, Cortés supo que el conquistador Juan Aznar que le seguía
con miras ambiciosas sopló en el oído del indizuelo para
que se alejara de Tonalá, despachado por que no se le concedió
la Encomienda del Chimalhuacán; pero sea de ésto lo que fuere,
lo cierto es que desde entonces nació el refrán de "Tomar
las de Villadiego", cuando alguno se lanza a la aventura por esos
mundos de Dios......".
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