Después de cuatro intentos para fundar un convento de capuchinas
en Guadalajara, por fin se expide un decreto el 10 de junio de 1761, en
el cual se les otorgaban a las religiosas la Real Licencia para la fundación.
Como ya se tenía el dinero suficiente para costear los gastos de
la construcción todo siguió viento en popa y el dos de diciembre
llegaron a esta ciudad las monjas que integrarían al grupo fundador
del convento, provenientes de la población de Lagos. Una vez que
las religiosas tomaron posesión del nuevo convento se hizo la declaratoria
de la clausura canóniga, que siguió así por un siglo,
pero por circunstancias políticas ocasionadas por las guerras de
ese tiempo, las monjas fueron arrojadas de su amado convento.
En aquella época el convento abarcaba toda la manzana y según
cronistas de ese tiempo nos narran que: "Esta construido este monasterio
e el cuartel quinto de esta ciudad y ocupa la manzana 27, comprendida entre
las calles de Capuchinas al frente; la de Independencia al lado derecho;
la cerrada de Jesús María a la espalda; y la de don Juan
Manuel Caballero al lado norte izquierdo".
El padre Gutiérrez Alemán nos cuenta que: "El convento
que ahora por las leyes antirreligiosas de exclaustración ocupan
las oficinas del Cuartel General y Cuarta zona Militar, y varias casas
particulares construidas por adjudicatarios".
Cuando fueron desalojadas las monjas de su convento en 1850, la finca llegó
a manos del gobierno y adquirió la huerta del convento el señor
Enrique Maxemín en el año de 1877 y comienza la edificación
del terreno; se hizo una casa de traza colonial, la cual primero fue particular,
después casa colectiva donde vivieron varias familias, luego un
centro artesanal, le siguió ahora como casa de fiestas y eventos;
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hace varios años sirvió para albergar al Centro Regional
de Occidente, el cual les rentaba la casa al Centro Regional al señor
García de Alba. Pasó el tiempo y la casa quedó en
completo abandonó por uno o dos años, hasta que el ayuntamiento
de Guadalajara por medio de don Gabriel Covarrubias Ibarra adquirió
la finca con vistas de construir un museo como regalo de cumpleaños
para la ciudad que cumplía sus 450 años de vida. |
Así que se pusieron manos a la obra y se remodeló esta hermosa
casa bajo la batuta del arquitecto Ignacio Vázquez Ceseña;
nueve meses duró dicha remodelación y año y medio
le preparación del museo. Para la creación de éste
se formaron los equipos de historiadores, antropológos, urbanistas,
restauradores, especialistas en plástica, etc.; hay que hacer notar
que el 95 por ciento de las piezas, pertenecen a colecciones particulares
y el cinco por ciento restante fueron adquiridas por el mismo ayuntamiento.
Esta joya cultural contiene ocho salas museográficas, las cuales
exponen la historia y el acontecer de Guadalajara en sus 450 años
de existencia y se presenta además en un desarrollo cronológico,
desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Este bello museo tiene dos caracteristícas
principales: 1.- Su desarrollo cronológico,. en el cual uno sale
con una idea clara y concisa de lo que fue y es Guadalajara, cubriendo
todas sus áreas. 2.- Que es eminentemente didáctico. En este
recinto histórico uno puede admirar desde una lámpara al
estilo art nouveau, fotografías nuevas y antiguas muy interesantes
y hasta herrería del silo XVI. Inaugurado el 14 de febrero de 1992
y se localiza en la calle Independencia No. 484.