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Construido en los terrenos donde había una plazoleta que les
servía a los antiguos habitantes del lugar para vender o comprar
animales, frutas, verduras, ollas o artículos de manufacturación
casera; este tipo de tianguis reunía a las poblaciones vecinas cada
cinco días. Dieciséis años duraron las proposiciones
hechas al Ayuntamiento de Guadalajara (1838-1854) para que se dotara a
la ciudad tapatía de un teatro donde se pudieran cultivar las Bellas
Artes como se hacía en otras partes |
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Y gracias a Antonio Pérez Verdía quien fue el que le dijo
al gobernador Santos Degollado que se construyera dicho teatro, llevando
el nombre Alarcón, en memoria del literato mexicano Juan Ruíz
de Alarcón, estrenándose con la obra "La verdad sospechosa"
de dicho autor. Así que el 12 de diciembre de 1855 Santos Degollado
firma el decreto y autoriza la construcción. Dentro del mismo decreto
se invitaba a todos los arquitectos para que en un mes presentaran planos
y al autor del plano que se escogiera se le gratificaría con cien
pesos. El único que presentó plano fue Jacobo Gálvez.
También en ese famoso decreto se declaraba que debería construirse
ese teatro en el patio que estaba dentro de la plaza de San Agustín
(algo así como el Parían). Como no había el dinero
suficiente se decidió que se vendieran Los Portales así como
algunos comercios para solventar los gastos del teatro.
. Se pone la primera piedra el 5 de marzo de 1856 y la bendice el canónigo
J. Luis Verdía y el 30 de abril del mismo año Jacobo Gálvez
hace el contrato con el Ayuntamiento de Guadalajara para hacer todos los
proyectos, desarrollar los planos y realizar la ejecución del teatro;
pero el 9 de marzo de 1858 se suspende la fábrica por las guerras
entre Imperio y los Liberales. Cuando quedó la plaza en manos de
los imperialistas, el gobernador Leonardo Márquez le pidió
a Jacobo Gálvez que terminara el teatro; este arquitecto tuvo que
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salir del lugar por estar calificado como liberal. El 3 de marzo de
1859 se pone la clave de la bóveda y el 16 de junio de 1861, muere
en campaña Santos Degollado y Pedro Ogazón nuevo gobernador,
el 12 de noviembre del mismo año expide un decreto donde le cambia
el nombre al Teatro Alarcón por el de Teatro Degollado en memoria
de Santos Degollado. También se empezó la venta de los portales
para conseguir el dinero de la avanzada construcción. En 1864 se
suspende la edificación por la llegada de los franceses y de nuevo
se le cambia el nombre al teatro por el de Alarcón. No es sino hasta
enero de 1866 cuando se reanuda la fábrica y ocho mese después,
el 13 de septiembre, sin terminar todavía el teatro, se hace la
primera inauguración con la ópera de Donizeti: "Lucia
de Lamermoore" actuando como primera dona la soprano mexicana Angela
Peralta, llamada en Europa "el ruiseñor mexicano", cuando
se presentó esta ópera no estaban terminadas las tres últimas
localidades, ni pintada la bóveda.
Al volver el control del gobierno a la ciudad el 18 de diciembre de
1866, este gran coliseo recobró el nombre que se conserva hoy, pero
la construcción quedó en el olvido por más de diez
años. Se reanuda la erección en 1877 por mandato de Fermín
Riestra y de ahí en adelante la construcción siguió
viento en popa. En la década de los ochenta se puso el estucado
de la sala, se doraron las molduras y se colgó el águila
en el centro del arco del escenario y Felipe Castro pintó los murales
del "Tiempo y las Horas" y "Las Famas".
De esta águila colosal hecha de madera de saúco dorada,
la cual sostiene entre sus garras la bandera nacional y en el pico un trozo
de cadena, se dice por ahí que el día en que al águila
se le caiga la cadena del pico., .el .teatro se derrumbará. El 30
de octubre de 1880 se inaugura de nuevo con la obra "Las Campanas
de Carrión"; en 1893 se pone el techo metálico de la
tramoya, 1897 se instala el alumbrado eléctrico; el 30 de abril
de 1909 se incendian los portales que estaban alrededor del Degollado pero
afortunadamente existía un pasillo sin construir entre el teatro,
los portales y los despachos de los portales. Esto fué lo que salvó
al teatro del incendio. En 1954 el gobernador Agustín Yáñez
encomendó al artista Roberto Montenegro la ejecución de una
alegoría, representando a: "Apolo y las Nueve Musas",
trabajo hecho en mosaico de Tlaquepaque y fue colocado en el tímpano
del pórtico y fue desmantelado en 1964 para colocar ahí mismo
la que construyó en mármol, Benito Castañeda. Aparte
de la belleza del edificio creo que ha sido el único teatro que
ha tenido cinco inauguraciones: la primera el 13 de septiembre de 1866,
la segunda el 30 de octubre de 1880, la tercera el 15 de septiembre de
1910, la cuarta el 28 de junio de 1941 y la quinta el 8 de septiembre de
1964.
El arquitecto Ignacio Díaz Morales colocó un verso del
himno de Maitines en la fachada principal que dice "QUE NUNCA LLEGUE
EL RUMOR DE LA DISCORDIA". El pórtico consta de 16 columnas
del orden corintio, su salón mide 20 mts. de largo por 18 de ancho
y tiene una capacidad para mil 600 espectadores. la bóveda se engalana
con los frescos de Gerardo Suárez y Jacobo Gálvez y el vestíbulo
oval mide 10 mts. de largo por 6.50 de ancho. En este edificio de 97 mts.
de largo, 36.40 mts. de ancho y una altura máxima de 22.50 mts.
han desfilado personalidades como Virginia Fábregas, Anna Pavlova,
Andrés de Segovia, Pablo Casals, Plácido Domingo, Rudolf
Nureiev, Marcel Marceaul como entre muchos.