Todos aprobaron lo que dijo el tío, estableciéndose la
primera academia para rateros que hubo en la Nueva Galicia. Desde ese día,
noche a noche colgaban un muñeco, hecho ad hoc, de la viga central
de uno de los cuartos, el que tenía prendidas en la ropa multitud
de camillas que sonaban al menor contacto, además, pusieron en los
bolsillos, todas las baratijas que ha inventado la moda. mascadas, relojes,
leontinas, carteras, etc.
Cada uno de los muchachos, por riguroso turno, tenia que sacar un objeto
de los bolsillos del maniquí, sin que sonara una sola campanilla
y ¡desgraciado de aquel que hiciera sonar una sola!, pues estaba
seguro de irse a la cama, cuando menos con dos docenitas de azotes muy
bien dados y tres o cuatro chichones en la cabeza. Con semejante disciplina,
y como el ejercicio hace al maestro, al cabo de unos cuantos meses se encontraban
aptos para recibir el titulo... Una vez aprobados, se anunció el
debut y ¡qué debut! nunca lo hubo más sonado, como
que fue el l9 de febrero de 1618, en que el doctor don Antonio Avila de
la Cadena hizo la dedicación de nuestra santa iglesia catedral.
Convinieron los Tios... se colocarían en determinados lugares de
la catedral y los chiquillos se repartirían entre la multitud.
Cada vez que lograran asgar algún objeto, se acercarían
el Tío correspondiente y con el mayor disimulo y tocándole
alguna parte del cuerpo, le dirían: tapa y con esa palabra sabia
que algo que echar en el morral. Al día siguiente, a la hora del
sermón, se desbandó el enjambre. A poco, llegó uno
de los muchachos con un reloj de oro nada más que olvidó
la consigna y como estaba acostumbrado a llamar tíos, a sus tios,
en vez de decirles, tapa, le dijo tata-tío. Iuego llega otra con
una cadena de oro, y estirándole el calzón, le dice: tapatío.
Después un tercero con rosario de nacar y oro, y lo mismo: tapatío
y así con los demás y la palabra se repitió aquella
mañana hasta el infinito... alguno se apercibió del manejo
y de la palabrita y desde entonces se llama la cuadrilla de rateros los
Tapatíos". Los Tapatíos se hicieron famosos en toda
la ciudad, pues seguían sin su próspero negocio, hasta que
un día "armaron una gorda, con escalamiento y allanamiento
de morada y fue nada menos que en la de uno de los señores cabildantes,
y sin más ceremonia que dos docenas de alguaciles, dieron con los
Tapatíos en la cárcel". A los tíos los ahorcaron;
a las niñas las metieron a ayudar, en cuestiones de limpieza, a
los conventos femeninos de la ciudad, y a los niños en trabajos
forzados. "Tal es el origen de la palabra tapatío, y el fin
de los Tapatíos".
La Palabra tapatío viene de los voz nahuatl tlapatiotl que es
"precio,de lo que se compra, lo que se da por lo que se compra";
el adjetivo patio significa valioso, "cosa que tiene precio o que
vale tanto". La partícula tío es un pronombre relativo,
indefinido, que en calidad de prefijo se une a los temas de los verbos
transitivos, para indicar que la acción de que se trata, recae precisamente
en alguna cosa no expresada; por ejemplo, cua, tequi, maca, expresan las
acciones de comer, cortar, dar.
En tanto tlacua, tlatequi, tlamaca, significan comer algo, cortar algo,
dar algo. Los naturales usaban como monedas unos trapos de red que cada
uno valía diez cacaos, a esta moneda la llamaban tlapatiotl; como
era muy normal el uso de este vocablo, motivó a los españoles
a que se designara también a los que vivían en este lugar,
alternando bajo la forma de tapatío.
En la antigua Guadalajara, las tortillas de maíz se vendían
por porciones de tres y llevaban el nombre de tapatios; común escuchar
en los mercados que las tortillas valían a tantos tapatios por medio
real y se compraban no equis número de tortillas, sino por tantos
tapatios. Así que tapatio es también sinónimo de tres.
Dávila Garibi en su "Memorias Tapatías", nos dice:
"El vocablo tapatío ha venido adquiriendo en el curso de los
siglos diversas aceptaciones. Como sustantivo, es el nombre de la unidad
monetaria usada por los chimalhuacanos en sus transacciones comerciales;
es también el nombre con que se designa un terno de tortillas, sopes,
tamales, gorditas, etc. Como gentilicio se aplica al nativo de Guadalajara
y por extensión al originario de cualquier lugar de Jalisco; en
el primer caso, tapatio es sinónimo de guadalajarense y en el segundo
lo es de jalisciense.
Como adjetivo calificativo, se asocia el sustantivo jarabe, para designar
uno de los bailes más típicos y hermosos de Jalisco... se
emplea además para designar cualquier cosa acerca de la cual se
quiere hacer notar que es de Guadalajara: El cielo tapatío es muy
hermoso, el Seminario tapatio ha sido semillero de obispos, etc".
Al paso del tiempo la palabra tapatío (a), entró en la literatura,
en la música y en el folclor, tanto aqui en el Estado como en el
mundo entero. Termino con un dicho popular jalisciense: "De la mujer
norteña y la tapatía, la primera tuya, la segunda mía".