Al paso del tiempo las calles no estaban empedradas, los mercados dejaban
mucha basura amontonada, los portales eran nidos de pordioseros y todos
los rincones o lugares semi-escondidos eran utilizados como letrinas públicas.
Fue tan grave el problema de dichas inmundicias en los rincones y recovecos,
que " los capellanes de las monjas que transitaban por aquellos sitios
infectos, juzgaron cándidamente que para atajar tales desmanes y
falta de respeto a la moral, bastaría pintar con almagre la santa
cruz sobre los muros. Tan respetable símbolo de inmediato lo copiaron
los propietarios de otras fincas, castigadas con rimeros de basura y baños
de inmundicias" Pero " al amparo de la obscuridad, o abusando
de la quietud citadina, pronto el emblema de la cristiandad recibió
miles de salpicaduras irreverentes" .
Así que en julio de 1735, el licenciado Matías de la Mota
le solicitó el Ayuntamiento que borraran dichas cruces, por el "
detestable abuso" de echar basura y además de que por las noches
" se cometen otras indecencias". El 21 del mismo mes, se dio
la orden de que " se borren y tilden todas las cruces que se hallen
en las paredes, altas o bajas, pena de 12 pesos que se apliquen a las rentas
de esta nobilísima ciudad".
A principios del siglo XVII, sobre el aseo público, se hizo una
ordenanza avisando a toda la gente de Guadalajara, que limpiaran sus propiedades
y que llevaran la basura a los muladares, donde serían recogidos
por unas carretas. Este mandato prohibía "echar en las calles
cosas sucias, ni cosa que huela mal, ni cosa mortecina, so pena de 3 pesos
de oro con apercibimiento de que si algo de lo susodicho se hallare, o
no se pueda averiguar quién lo hizo, ni de dónde se echó,
se penarán cuatro casas, las más cercanas a donde se hallaré
la basura, suciedad o muladar".
El gobernador de la Nueva Galicia presidente de la Audiencia, Eusebio
Sánchez Pareja, ordenó en abril de 1784 "que en el matadero
las reses y carneros que en el se meten, sean gordos y que la bazofia y
demás inmundicias se avienten a distancia de media legua de la ciudad".
Al alguacil mayor de corte, "que incontinente prevenga al encargado
de la saca de basura, de estiercol, cisco, paja, zacate y animales corrompidos
que halla en la ciudad, que dentro del segundo día desembarace sus
calles de estas brozas". Al alcalde de la cárcel, "la
limpieza y aseo extrayéndose diariamente todo género de basuras
e inmundicias para evitar la fetidez".
El mismo Eusebio Sánchez prohibió, "que ninguno se
pueda bañar, así hombre como mujer en el río, juntos
o solos, desde que el puente de Medrano hasta el último de la Alameda,
ni en los charcos, pena de seis meses de recogidas a las mujeres y a los
hombres de otros seis en las obras del Real Palacio". Imagínese
mi culto lector, con tales condiciones pues era casi imposible darse un
remojon siquiera, pues no creo que a los hombres de esa época les
hubiera gustado trabajarle gratis al rey, o a las mujeres estar encerradas
"con las arrepentidas" para tratar de quitarse un poco la mugre.
Poco antes de iniciarse la Independencia, el comandante general de la
Nueva Galicia, el brigadier Roque Abarca, publicó el nuevo Reglamento
Municipal de Gudalajara, en donde observaba "que a pesar del excesivo
gasto de dos mil pesos que anualmente sufre el caudal de propios, para
que se mantenga limpia esta hermosa ciudad, y para que no desaparezcan
sus empedrados...". Como la disposición anterior no daba el
resultado que se quería, Roque Abarca ordenó "una reunión
de providencias que al tiempo que sean de fácil observancia al público,
proporcionen la limpieza a que aspira la junta y que desea todo buen vecino...".
Así que mandó regar las calles diariamente "antes de
las nueve de la mañana", prohibió que salieran de las
casas tapatías "otras aguas que las llovedizas" y quitar
"los canales o conductos que tienen algunas casas en las cocinas y
azoteas para derramar las aguas sucias con perjuicio de los que transitan
por las calles.. " También ordenó al señor Roque
Abarca de no tirar la basura en las calles, sino "en el carretón",
algo importantísimo, "que se hagan letrinas en las casas".
El mariscal de campo, José de la Cruz estableció una junta
superior y se redactó en 1813, un bando con las medidas que se juzgaban
prudentes para prevenir epidemias, se prohibía y con fuertes multas,
"expender carnes secas mal preparadas en las que se advierta algún
principio de descomposición... vender pescado salado y mariscos
en estado de ranciedad... amasar pan pasad de fermentación..."
Muchas de estas prohibiciones estaban dirigidas a los curtidores, porque
"arrojan o permiten que se avienten o permiten que se avienten en
el río, los pelos, garras o demás inmundicias..." También
durante el gobierno de Cruz, se intentó entubar el agua de los manantiales
de Mexicaltzingo, pero la tubería de barro no aguantó la
presión del líquido.
En los tiempos de Luis C. Curiel se hizo mucho hincapié en sanear
la ciudad y de dotarla de un caudal de agua para las necesidades de los
tapatíos. En 1898, después de muchos estudios y proyectos,
se hizo un contrato con Geo S. Cook de Chicago, para la construcción
de alcantarillas y sistemas sanitarios, el Gobierno de Jalisco financio
las obras; en abril del mismo año hubo otro contrato con W, O'Boyle
para realizar los drenajes y obras de saneamiento. Para octubre de 1902,
ya se habían conectado 1,793 fincas al sistema municipal de cloacas,
por esos tiempos aparecieron los muebles para baño, importados de
los Estados Unidos y surgiendo también un nuevo oficio, el de fontanero.
Las ferreterías y plomerías de Guillermo Carroll Y Juan
H. Kip, fueron quienes introdujeron las tinas, duchas, lavabos, WC, etc.
En esa época, el mobiliario era muy caro, pues pecaban de decorado,
como guirnaldas, follajes, listones y flores que se pintaban sobre las
superficies visibles; el veteado de mármol fue el más popular.
La gran competencia ocasionó que sacaran funcionales a mejor precio,
para las clases de bajos recursos, los norteaméricanos mandaron
unos muebles sin molduras, medallones, ni adornos, que tuvieron mucha aceptación
entre los tapatíos. Al tiempo se popularizó el color blanco
y comenzaron a fabricarse en serie, empleando hierro fundido, barro refractario,
loza esmaltada y porcelana. Actualmente el progreso nos ha dado muebles
de baño más prácticos e higiénicos para nuestro
servicio diario.