Únicamente por cortesía


Cierta ocasión se presentó ante el obispo Diego Rodríguez de Rivas y Velasco un sobrino de un rico terrateniente colulense para arreglar un asunto; ya arreglado dicho asunto, el sobrino se despidió muy cortésmente del obispo diciéndole: "Beso reverente los pies de Usía Ulustrísima" al tiempo que se arrodillaba para besar al pastoral.Al oír estas palabras, el señor Rivas retiró violentamente la mano y se cruzó de brazos, pasaron algunos segundos y el obispo dijo; "Esperaba yo que su Merced no se levantaría de aquí sin cumplir su promesa",
el joven no se dio por enterado y el señor Rivas le dijo, "repito a su merced que estoy esperando que me bese los pies según acaba de decirme, aunque no, ya caigo con la cuenta de que lo decía usted únicamente por cortesía y que las personas amantes de cumplimientos hablan mucho de memoria por que ya saben que no están obligados a hacer lo que dicen". Y es de suponerse cuán apenado saldría este joven del Palacio Episcopal después de semejante broma.



 


 
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